domingo, 16 de mayo de 2010

El Desafío de los Domingos

La verdad que sobrevivir a un domingo no siempre es tarea fácil. Generalmente, los factores que hacen de este día un día bastante de mierda son múltiples; por un lado, saber que mañana es lunes – con todo lo que eso implica – y, por el otro lado, el hecho de que anoche haya sido sábado y si saliste no tenés ganas de nada, pero si no saliste la cosa es peor porque ya se pasó la noche de salidas y ya es muy tarde para lamentaciones. También pueden estar presentes otras cuestiones que tienen una importante implicancia en una tarde de domingo, como estar con resaca o que el clima sea como el de hoy: mucho frío, un cielo gris como una perdiz, lloviznas discontinuas y una brisa que te parte al medio.
Como ya mencioné, los factores pueden ser númerosos y variados, de acuerdo a los caracteres particulares de cada individuo que lo pueden llevar a recordar responsabilidades no cubiertas, errores recientes y cosas por el estilo, como así también están los aspectos propios del estudiante universitario promedio, entre uno de esos está el de no tener televisión por cable. Personalmente, al ser parte de esto me encuentro con una oferta reducida de medios televisivos, concretamente, sólo tres canales para ver y, al parecer, uno de estos totalmente empecinado en retrasar la aparición de Los Simpson, exhibiendo programas locales sobre temas no muy interesantes como autos, perros, cocina campestre y demás. Esta condición propia del contexto dominguero me llevo a sentarme en la computadora y pensar… en nada.
Pero cuando escribí «sobrevivir a un domingo no siempre es tarea fácil» no sólo me refería a los factores complementarios antes expuestos, sino a que la aparición de algún elemento sorpresa puede llevar todo esto a un final trágico. Me explico: como habrán notado, desde hace algún tiempo está muy en uso que las empresas manden una cámara a tu casa con un reportero esponsoreado que te pregunta sobre los productos de la empresa y cómo estos facilitan y alegran tu vida. Supongamos entonces que ahora tocan el timbre de mi departamento y al abrir la puerta me encuentro con algún personaje conocido mediáticamente con una buena relación costo-beneficio (en este caso, precio-fama) al estilo de Fabián Gianola, Dady Brieva o Martiñano. También puede ser un pelado desconocido, como el del yogur que es «muy cremoso y nada ácid, cumpliendo uno de los roles menos creíbles de la actualidad; el de un notero que espontáneamente toca el timbre de tu casa para preguntar tu opinión sobre el producto cuyo nombre está pegado en su micrófono. De todos modos, es preferible que sea un famoso simpático – como Dady y no como Gianola – para que la gente asocie la imagen del producto con la de esta persona amigable.
Entonces, el famoso ,o no tanto, después de saludar comienza con la prueba que se puede denominar «El Desafío de los Domingos» (si lo decís en voz alta podés escuchar una fanfarria sonando en tu baño). Este procedimiento de evaluación se conformaría de varias etapas que se suceden en un orden preestablecido que inicia en el momento en que dejamos pasar al famoso-no-pelado acompañado de su camarógrafo.
ETAPA 1: Cortar la luz. Es muy importante que nada pueda ser encendido para amenizar el momento, ni siquiera un foco bajo consumo, ya que es muy importante que sólo entre la tenue claridad de un día gris por la ventana abierta – que siempre tiene que ser sólo una, como en «Media Verónica» - que también proveerá a la habitación de una otoñal brisa fresca.
ETAPA 2: ¿Qué hiciste hoy? ¿Qué te gustaría hacer? Generalmente esta etapa dura unos pocos segundos, la mayoría de los cuales son utilizados por el reportero para hacer las preguntas ya que las respuestas típicas son: «Nada» o «Nada… no se, capaz que tener un/a novio/a». Sí el famoso-no-pelado ve que el entrevistado se encuentra con un estado de ánimo medianamente bueno puede exhibir el cortometraje «Medianeras», de Gustavo Taretto, y de este modo extender la etapa durante unos 15 minutos más.
ETAPA 3: Desilusión/Frustración. Aprovechando que se tuvo que encender la computadora para ver un cortometraje conmovedor sobre la vida de la gente en la ciudad, se puede intentar tocar el sentido nacionalista del entrevistado con alguno de los trabajos cinematográficos realizados por Pino Solanas, como «Memorias de un saqueo» o «La dignidad de los nadies». Esta fase es opcional ya que la computadora puede estar apagada al iniciar esta etapa o, simplemente, el sujeto en cuestión puede tener un escaso o nulo sentido nacionalista, por así decirlo.
ETAPA 4: ¿Ya te estas por recibir, no? ¿Entonces, para cuando crees que vas a estar recibido? Si el interrogador nota que las preguntas fueron contestadas con tono seguro y sin vacilaciones, puede agregar una pregunta más: «¿Y qué vas a hacer cuando te recibas?». Seguramente, a esta altura de la prueba el clima se pone bastante tenso.
ETAPA 5: Indagando sobre antiguas relaciones amorosas. «A ver, hablame sobre tus exs» y «Contame por qué terminaron» pueden ser las guías en esta instancia donde las preguntas quedan a elección del interrogador.
ETAPA 6: Autocrítica. «Ah… ¿Pero, entonces, no pensás qué sos vos el qué hizo qué esas relaciones no funcionaran?». Con esta pregunta se finaliza el desafío y el famoso-no-pelado y el camarógrafo se van mientras termina de anochecer.
Bueno, en fin, lo que quiero decir es que hoy difícilmente me hubiera resistido a tirarme por esa ventana abierta frente a mí antes de finalizar la ETAPA 3.