miércoles, 8 de junio de 2011

Un abrazo

¿Para qué escribir hoy? ¿Para qué escribir, para qué hablar, para qué las palabras? ¿Qué importancia tiene, si cuando de verdad hay algo que decir las palabras no alcanzan? Es entonces cuando las palabras saben a poco, a imprecisas, a insignificantes. A prestadas.
En esencia, las palabras son algo muy simple, y por eso sólo sirven para cosas simples; para eso se inventaron. Para las cosas complejas está la mente, si es que alcanza, y los sentimientos, si es que los hay. Y para comunicar esto con palabras no basta, para eso está el cuerpo, los gestos; una sonrisa, una mirada. O mejor aún, un abrazo.