lunes, 23 de enero de 2012

Dejame cargar el carrito tranquilo

Hace ya algún tiempo que el tema de las descargas piratas de contenidos protegidos por copiright venía ganando importancia en campo de la música, la literatura y el cine. Supongo que todos los que somos usuarios asiduos de internet hemos disfrutado algunos de beneficios de compartir contenidos gratuitamente; escuchando música de países que no sabemos ubicar en el mapa, leyendo libros que todavía no están disponibles en nuestro idioma o nuestro país (y que quizás nunca lo estén) o abandonando las programaciones fijas de televisión para ver las películas, series o documentales que queremos, y cuando queremos. Paralelamente, muchos personajes  del ambiente hacían sus predicciones sobre el futuro de los derechos de autor en este nuevo siglo, proponiendo soluciones para este mal que perjudica a lo que podríamos llamar Industria del entretenimiento.
En los últimos días, con la presentación de un proyecto de ley estadounidense que propone la puesta en marcha de un acta para el cese de la piratería en línea (S.O.P.A.) y el cierre del sitio Megaupload, el asunto de los derechos de autor y la piratería pasó a ocupar un espacio central en la opinión pública. Muchas personas han criticando estas medidas a través de las redes sociales, mientras que algunos empresarios o artistas (o artistas-empresarios) intentan explicarnos y convencernos por qué son necesarias estas medidas. Sin duda que es un tema muy complejo y del que desconozco mucho más de lo que me gustaría, pero hay algo que me parece que es bastante simple de explicar.
Por un lado, tenemos los argumentos de los empresarios del entretenimiento, los cuales expresan - palabras más, palabras menos - que si no se hace algo para restringir la libre carga y descarga de contenidos con derechos de autor esta industria va a colapsar. Según indican, los más perjudicados son los artistas (músicos, escritores y productores) ya que de este modo pierden gran parte de sus ingresos generados por su trabajo. Podemos tomar a Bono de U2 como uno de los exponentes de este sector, ya que declara que está comprobado que compartir música libremente perjudica principalmente a los pequeños músicos que no pueden vivir con la venta de remeras o entradas a recitales.
Por otro lado, tenemos la opinión de la mayoría de los usuarios de internet (o al menos eso creo) que nos beneficiamos con la descarga gratuita de contenidos. Como parte de este grupo de personas me gustaría dar mi opinión sobre cómo internet permite cierta "socialización del conocimiento". Cualquier persona que tenga acceso a una conexión a internet puede ver y descargar los mismos contenidos (aunque a distinta velocidad), sea quien sea y esté donde esté. Creo que esto permite superar algunas de las tantas barreras económicas existentes en nuestra sociedad actual. Por ejemplo, un estudiante argentino puede basar su tesis de grado en un libro mexicano que está agotado en dicho país y que todavía no ha llegado a Argentina en una edición impresa. A su vez, ese libro está igual de disponible para este estudiante que no tiene un peso para gastar, como para cualquier otra persona que esté dispuesta a pagar cientos de pesos por el mismo.
No creo que la solución de este asunto sea simple, ni que ninguno de los dos grupos tenga la completa verdad del asunto, pero sí creo que podemos abordar el tema desde una de estas dos perspectivas. Dave Grohl opina que la gente sólo quiere compartir música y eso no tiene nada de malo, mientras Bono se horroriza con la idea de que una persona pueda descargar una serie de televisión entera en unos pocos segundos. Personalmente, no veo encuentro muy fuertes los argumentos del cantante irlandés; nunca supe de "pequeños músicos" que puedan vivir exclusivamente de la venta de CDs, sino al contrario, siempre escuche que ese sólo era negocio para las disqueras y, tal vez, para las grandes figuras que firman contratos millonarios por discos que aún no han producido. También veo muy conservadora esta idea de adaptar internet, caracterizado por su alto dinamismo, a una industria que se muestra cada vez más obsoleta y prescindible, al menos concebida desde su rol tradicional. Justamente, considero que las grandes bandas, ubicadas en una posición mucho más ventajosa, deberían probar nuevos métodos de distribución de su música, como lo hizo exitosamente Radiohead, y tal vez así nos acerquemos a un punto de equilibrio.
Seguramente no faltarán videntes que quieran adivinar cómo termina toda esta historia que seguramente irá cambiando, ajustándose a las necesidades del mercado. La Industria del entretenimiento es un supermercado, nosotros somos los clientes e Internet es el carrito de compras. Para ingresar necesitas un carrito, pero una vez dentro podés cargar todos los productos que vos quieras, ya sea que necesites uno, dos o cientos. Puede que algunos tengan carritos gigantes, y hasta contraten a asistentes de compras, y que otros tengan un carrito chiquito, con las ruedas chuecas, pero los productos que cada uno puede cargar son exactamente los mismos y son ilimitados. Así no conviene ser supermercadista.