viernes, 29 de enero de 2010

Ramales


No se si han notado que cuando uno dialoga con gente mayor, con muchos años y mucha historia arriba, pareciera que poseen tantos datos almacenados en la memoria que les resulta difícil aislar los hechos y, especialmente, los lugares. Este fenómeno generalmente se magnifica en el caso de la gente de pueblo que tiene conocimientos más completos sobre su comunidad. Paso a dar un ejemplo de una conversación para que entiendan a que me refiero.
-¿Adonde salís esta noche?
-Al nuevo bar que abrieron frente a la plaza.
-¿Frente a la plaza?
-Sí, está al lado de la zapatería.
-Ah, ¿Al lado de la zapatería de Zapata? ¿Dónde antes estaba la panadería de Don Pepe?
-Sí, ahí.

-Ah, antes de la panadería ahí había una casa de ramos generales. El abuelo siempre compraba todo ahí, el negocio era del viejo Matenzo... el hijo supo trabajar unos años en el campo nuestro cuando vos todavía no habías nacido. Pero ese negocio no era de Don Matenzo, ese local siempre perteneció a los Ortíz.
-Ah, ni idea…
-¡Los Ortíz! El viejo murió y quedaron los dos hijos; uno se fue a estudiar medicina, ahora vive en Santa Fe, y el otro que es Contador vive acá al lado del taller de Petroni.
-Bueno, no se de que taller me hablás. El bar se llama Calisto.
-El taller que está en frente de…
Y así continúa el diálogo, completamente alejado de su punto inicial y sin un rumbo definido, resultando imposible saber donde puede desembocar. Durante esos minutos, una vasta cantidad de información almacenada empieza a ser liberada por la mente enviando recuerdos y más recuerdos hasta que uno, sin ser consciente de ello, termina explicando cómo hay que hacer para que los ravioles de espinaca no se peguen al cocinarlos en un día de mucha humedad y baja presión atmosférica. Entonces, el narrador de turno – que puede o no ser alguien mayor – finaliza su explicación sin ser capaz de justificar como llego hasta ese punto y, mucho menos aún, de recordar cuál era el eje inicial de la conversación. En caso de querer sobrellevar la situación hay un recurso muy común que se suele utilizar, sonrisita incomoda de por medio, preguntando:
«Perdón, ¿De que estábamos hablando?».
Así, es como uno, en su papel de narrador divaga libremente, yéndose por las ramas de un árbol totalmente desconocido, como le pasó a mi bisabuela venida de
España. Cuando parte de la familia viajó hacia Argentina ella traía en el bolsillo de su saco unas semillas con las que jugaba en el patio de su casa. Esas semillas dieron los árboles que todavía hoy están en el campo de mi familia y nadie ha podido determinar de que especie son. Al parecer, son unas plantas típicas de la región de León, en el norte de España. ¿Te das cuenta donde queda, no? Bueno, acá te muestro:



Bueno, entonces...

martes, 19 de enero de 2010

Haïti

Encendés el televisor y ves imágenes sobre la ayuda que envían para las sufridas víctimas del terrible terremoto que arrasó con Haití hace pocos días. Le lanzan bolsas de comidas desde helicópteros, como si fueran enviadas por Dios desde el cielo; pero estas imágenes me producen cierta incomodidad, parece que estuvieran tirándole maíz a cerdos hambrientos, todos amontonados intentando conseguir algo, algo que puede ser lo único con lo que cuenten para alimentarse o vestirse.

Escuchás la radio y también se habla del mismo tema, de la ayuda enviada por Argentina y Latinoamérica, así como por otros países muy desarrollados y, por lo tanto, mucho más solidarios. Los periodistas agregan estadísticas económicas del país para que entendamos mejor la situación en la que esa gente vive; que es el país más pobre del continente americano, que la amplia mayoría es analfabeta y se dedica a la agricultura de subsistencia, y demás datos igual de terribles, siempre aclarando que estos datos están basados en la situación “antes del terremoto”. O sea, ahora que paso esta catástrofe todos nos compadecemos y horrorizamos ante las condiciones en las que ese país se encuentra; pero antes no era un tema relevante para exponerlo en los medios de comunicación.
Me cuesta creer que un país pueda ser “naturalmente” tan pobre, recuerdo haber leído que los Estados Unidos de Norteamérica han intervenido en numerosas ocasiones en ese país; entonces, empiezo a buscar algo en Internet y enseguida encuentro muchas respuestas a mis dudas. Enumero unos pocos puntos muy reveladores:

  • En 1910, Citibank compró una parte importante del Banque de la République d'Haïti, banco central que disponía del monopolio sobre la emisión de billetes. El mismo año, un consorcio internacional de bancos refinanció la deuda de Haití y tomó el control de las finanzas del país.
  • El Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank que fue criticado por prácticas injustas, como la negativa a pagar a Haití los intereses sobre el dinero depositado en sus cuentas, intereses que pagó después de 1922, pero sólo un porcentaje del 2%, en vez del 3,5% concedido a los demás depositarios.
  • El ejercicio de la presidencia de Aristide fue un buen ejemplo de la interferencia del gobierno estadounidense en los asuntos internos haitianos. Ellos mismos restituyeron a Aristide cuando fue derrocado en 1991.
  • En su tercera presidencia de 2001 a 2004 -segunda constitucionalmente hablando-, Aristide dió un giro hacia una política izquierdista restableciendo las relaciones diplomáticas con Cuba y acercandose a la Venezuela de Hugo Chávez, lo que le granjeó la antipatía de Estados Unidos.
  • En 2004, Aristide es derrocado y trasladado a Sudáfrica, su cargo como presidente lo toma Boniface Alexandre. Éste solicitó a Naciones Unidas su intervención con el envío de una fuerza militar multinacional, integrada por efectivos de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile, con el fin de evitar una masacre nacional, motivada por el descontrol y la violencia imperantes.
  • En abril de 2004, el mandato es tomado por la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), la que se sigue desarrollando hasta el día de hoy.



Me parece que este país, el primero en abolir verdaderamente la esclavitud - tres años antes que Inglaterra -, ya estaba desbastado desde mucho antes y no por obra de la naturaleza o el destino.