jueves, 31 de mayo de 2012

Argentina argentina


Hace tiempo que no me sentía viviendo en una Argentina tan argentina. Escuchando el discurso del 25 de Mayo de nuestra Presidente me di cuenta que estamos siendo liderados por lo más argentino que tenemos, y frente a ello tomamos, o reafirmamos, nuestras posturas más características. Hoy nos encontramos con en ese confort que tanto queremos, el de poder opinar de todo sin tener la menor idea de lo que estamos diciendo. Justificando todo por el amor o el odio que Cristina despierta en cada uno de nosotros. Porque ella pasa mucho tiempo hablando de cosas que no conoce a fondo, pero la pilotea metiendo, de vez en vez, algo de lenguaje técnico. Y el chamuyo nos encanta, su chamuyo nos encanta, porque nos permite chamuyar a nosotros también. Por eso, en lo único en que todos nos ponemos de acuerdo es en que Cristina es una excelente oradora.
A veces, creo que Cristina es la síntesis de nuestra sociedad. Es quien destaca en su discurso estar al frente del momento más importante de la historia argentina, del período de mayor crecimiento socioeconómico en estos 202 años de vida. Alguien que no espera a que sea el tiempo, la gente, la historia, la que diga si este es, o no, el mejor momento. Alguien que se autodeclara como el gobierno más apto que ha tomado el mando sobre estas tierras -el de ella y el de él-  y así nos facilita las conclusiones. Para evitar que otros medios nos persuadan, ella nos tira la posta. Porque no hay ningún espacio abierto de discusión, no hay conferencias de prensa, ni entrevistas en programas no oficiales. No hay medios neutros, ninguno, o son oficiales o responden a los intereses de La Corpo. "Vos mentís; siempre, en todo", parece decirse a todo lo contrario. Entonces, "Yo no miento. Siempre digo la verdad", es con lo que validan sus sentencias.
En este entorno, Néstor Kirchner se convierte en uno de nuestros más grandes próceres de la historia argentina, con innumerables honores rendidos a su nombre. Porque, como todo gran héroe, es alguien que dio su vida por su patria. Sabemos que somos un pueblo sin memoria, porque no nos acordamos quienes estaban en el gobierno cuando nos cansamos y gritamos ¡Que se vayan todos!, y todavía pensamos que en el 2001 cambiamos, victoriosamente, nuestra historia. Es que el tiempo se mueve muy rápido, y nos marea, y no sabemos si los que hoy defienden la nacionalización de YPF son los mismos que participaron en su privatización. ¿Son los mismos o son otros? No sabemos, pero por las dudas festejamos nuevamente. Porque no hay tiempo para esperar a ver el cuadro a la distancia y determinar si Kirchner fue un político ejemplar o no, porque no importa si su muerte fue azarosamente circunstancial o no; él es Él, y es un héroe.
Pero no todos opinan así, porque Cristina también es una bruja, la peor de todas. Es el Grinch que nos vino a robar la posibilidad de pasar la navidad económica con la que soñamos, porque a pesar de que por todos lados vemos países que van al muere culpa del libertinaje financiero (caso España, caso Grecia) ninguna intervención del Estado es buena. Cualquier acción en este sentido, automáticamente, nos teletransporta a Cuba. Sólo queremos seguridad jurídica y financiera; para nosotros, no importa si no es para todos. Queremos irnos de shopping afuera pero que nuestros hijos vayan a universidades públicas, porque la educación, la salud y la compra de dólares son derechos básicos. Porque nos duele más pagar los impuestos que pagar el cable. No queremos mantener un Estado ineficiente, queremos un salvador que solucione todos nuestros males. Entonces, buscamos gobiernos bien personalistas, buscamos a alguien con el caracter y el poder para ponerle los puntos a cada sector, a cada uno de nosotros, pero esperando que no hagan un uso hegemónico del poder que les dotamos.
Pero digo que Cristina es la más argentina de todos porque despierta pasiones, produciendo amor incondicional y odio visceral a discreción. Nos resulta difícil tomar posturas políticas, económicas y sociales, porque para eso hay que leer, escuchar, asimilar, dudar, debatir y estar atentos a no haber optado por una elección errónea. Pero ella, una vez más, sale con uno de esos discursos que tanto le gustan -y que tanto nos gustan-, y nos simplifica lo complejo. Tal vez sea muy pendejo insolente para hablar de esto, pero no creo que hayan existido tantos momentos en los cuales sea tan fácil estar "involucrado" mínimamente en política (refiriéndome siempre a períodos democráticos en los que se haya podido pensar y hablar). Es que la gran mayoría ya tiene una postura definida frente a cada tema que salta en la opinión pública.
Imagen tomada de http://revistabarcelona.com.ar del 16 de enero de 2013
Tenemos a los que apoyan todas las decisiones y repiten todas las fundamentaciones oficiales; y por otro lado, a los quienes contrarían todo, defendiendo intereses que, en muchos de los casos, sean realmente perjudiciales para ellos mismos. Pero no importa, no importa que tengamos sentimientos que nos enceguecen, porque somos un pueblo apasionado. Es que esto nos enciende casi tanto como el fútbol, porque "el fútbol no entiende de razones", y aunque nuestro equipo sea el peor del mundo vamos a querer que gane. Entonces, nos entusiasmamos y nos ponemos la camiseta, no importa cuál. Y esto ya se vive como un clásico memorable, con gente de todo tipo a cada lado: estudiantes, empleados, empresarios, desocupados, jóvenes, estancieros, adultos, peronistas, radicales, lo que se nos ocurra hay, K y anti K, alentando y abucheando constantemente.
Estamos dentro de un estadio colmado de gente, sin espacios para una verdadera discusión. Donde solo habita un debate encapsulado en el que nada se debate, que no es más que conjunción de monólogos. Hasta con el vocabulario se busca emular épocas pasadas, despertando sentimientos somnolientos para iluminar las zonas grises -más bien negras-  de cada bando. Y no es más que un griterío; que gorilas o montoneros, que zurdos o vendepatrias, que verdad nacional y popular o intereses oligárquicos. Pero este griterío polariza aún más nuestra sociedad y, en este entorno fanatizado, crecen las nuevas generaciones que van ingresando a las tribunas. Hasta hace algún tiempo era muy difícil encontrar un pibe de 16 años que hable de política o que, al menos, le interese el tema. Hoy no es raro encontrarlos "militando", idolatrando al movimiento montonero o repitiendo planteos derechistas que dan vergüenza ajena.
Siempre nos gustaron los extremos. Se ve que no aprendimos nada en todos estos años. O será que nos gusta vivir en un ambiente de conflictivo y de violencia. Porque así, como unos giles, nos entretenemos, puteándonos como en la cancha, enfrentándonos al pedo, repitiendo el discurso que nos bajan mientras que arriba compiten para ver quién tiene la codicia más grande. 

lunes, 14 de mayo de 2012

Respuesta


Tener la sensación de que le faltan horas a mis días, días a mis semanas, meses a mis años, años a mi vida. Para poder hacer todo lo que quiero. Para pasar la vida con buenas compañías, para pasar la vida sólo. Pero, al mismo tiempo, sentir que dejo pasar las horas, los días, los años; la vida. Para vivir mi vida.
«Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca».*


*Charles Baudelaire; Embriágense. Tomado de http://memoriadelfuego.blogspot.com.ar/